Luego de una jornada de fuertes manifestaciones, los dirigentes de la seccional local de la Unión Tranviarios del Automotor (UTA) definieron continuar con las conversaciones hoy a las 18, por lo que el servicio de transporte público de pasajeros funcionará con normalidad durante el día.
Fuentes del sector confirmaron a LA GACETA que al no haber definiciones respecto de las medidas de fuerza que llevarían a cabo, decidieron posponer un día las tratativas. El encuentro de la tarde resultará clave para definir el rumbo del conflicto salarial.
Horas antes, el secretario general del gremio, César González, había participado de una reunión en Casa de Gobierno, y dijo que las autoridades asumieron el compromiso de contribuir a la solución para la problemática.
UTA reclama a la Asociación de Empresarios del Transporte Automotor de Tucumán (Aetat) el pago de haberes adeudados. Según los choferes, se trata de los reajustes salariales de abril y de mayo, más el bono de $ 60.000 anunciado por el la Nación.
Los empresarios arguyen que no están en condiciones de afrontar esos pagos, y apuntan a “malas políticas” de distribución de subsidios nacionales. “En septiembre, el (Área Metropolitana de Buenos Aires) AMBA recibirá $ 70.000 millones de compensaciones tarifarias; y para el interior del país están presupuestados $ 9.000 millones a distribuir en 23 provincias”, había dicho el vicepresidente, Jorge Berretta.
La semana comenzó con un microcentro plagado de unidades de colectivos en protesta. Los trabajadores de UTA se hicieron sentir a partir de un reclamo por deudas salariales y condicionaron el traslado de miles de usuarios en la provincia, además de entorpecer el tránsito en San Miguel de Tucumán. Por la mañana, el sindicato realizó una asamblea en la que definió un punto clave: durante el quite de colaboración, los choferes dejaron sus unidades en los alrededores de la Casa de Gobierno, de la Municipalidad y del Concejo Deliberante.
Aunque el primer corte del transporte estaba previsto para las 9 de la mañana y debía durar hasta las 11.30, tal como había ocurrido la semana pasada los usuarios advirtieron que las unidades dejaron de circular -o lo hacían con menor frecuencia- tiempo antes de ese horario. Y el servicio se restableció pasado el mediodía. Por la tarde, la situación fue similar: poco antes de las 15 ya no circulaban, y retomaron los servicios hacia las 18.
“Por el microcentro están circulando unas 700 unidades. Llegará el momento en que se empiecen a paralizar los coches y se producirá un embotellamiento”, había anticipado González.
Las zonas afectadas
Los choferes debían dejar los colectivos estacionados en zonas estratégicas, para después congregarse en la plaza Independencia hasta que termine el período de manifestación. Las unidades del interior de la provincia debían parar en la terminal de la localidad en la que se encontraran en ese momento. “Le pedimos disculpas a la ciudadanía, porque lamentablemente nadie nos escucha. Venimos desde hace bastante tiempo con esta situación, y no tenemos salida”, explicó González.
A medida de que se acercaba el horario, las unidades comenzaron a agruparse en las calles. No sólo se vio afectado el tránsito fuera de los edificios mencionados, sino también por sus alrededores.
Por las cercanías de la sede de la Municipalidad de San Miguel de Tucumán se vieron comprometidas las calles Buenos Aires, Lavalle y Congreso, entre otras; por los derredores de la Casa de Gobierno se ocuparon las arterias que rodean plaza Independencia y la San Martín, que conduce al Concejo Deliberante.
La terminal de ómnibus de la Capital fue punto de encuentro para los coches de recorrido interurbano. Las unidades bloquearon el acceso y la salida.
El disgusto
En medio de la jornada, se escucharon diferentes voces. Aunque la mayoría de los usuarios ya estaba alertada sobre la medida de fuerza, algunos reaccionaron con disgusto y hartazgo. Otros, por el contrario, empatizaron con los choferes y apuntaron contra Aetat.
“Estamos a la espera de ver qué se puede hacer, tendremos que esperar a que vuelven a circular o buscar un auto particular”, dijo José Montero, en diálogo con “Buen día”, el noticiero de LG Play.
Contó que debía regresar a su casa, donde lo estaban esperando sus dos hijos. “No sé cómo piensan los empresarios que uno puede resolver las cosas así”, opinó. Y dijo que los choferes tienen sus salarios y necesitan de estos para vivir. “(Los empresarios) deberían buscar la forma. Todo esto se maneja por el Concejo. Deberían tratar que la gente cobre sus salarios y que las empresas obtengan los subsidios como les corresponde”, agregó Montero.
Alrededor de las 10, en plaza Independencia, el chofer Sergio Rodríguez defendió la medida. “Es lo único que nos queda para que nos presten un poquito de atención y respondan a lo que estamos pasando. Estamos haciendo reclamos por el atraso que tienen con nosotros por el retroactivo, la diferencia que nos adeudan”, manifestó el trabajador.
En tanto, Marta Navarro se refirió al hartazgo de la ciudadanía a partir de estas problemáticas. “Siempre es la misma historia. La gente está psicológicamente detonada porque tiene problemas de acá, de allá, con los hijos, con la casa, con la comida, y viene al centro y se encuentra con obstáculos”, protestó.
Insistió en que la gente ya no da para más y que hay un montón de factores que detonan esta “bomba que nadie ve o no quiere ver”. “En mi opinión es calamitoso. Comprendo que el empresariado tiene que poner buena actitud; si a mí me está dando dinero lo que estoy vendiendo o rentando, no tengo que ver quién o cuál me tiene que dar dinero para cumplir con mis obligaciones”, consideró Navarro, mientras todavía le quedaban -por lo menos- 30 minutos de espera para viajar.